miércoles, septiembre 28, 2005

Huracán


Acabo de recordar lo que era el amor. Hace algunos años escribí esto:

A veces vienen tiempos en que todo se reformula, se pone entre paréntesis o en cuestión. Con quién, dónde y cómo habitar; con quiénes, dónde, cómo y por qué causas trabajar; con qué ritmo, con qué goces, con cuáles pasiones vivir y, finalmente, en qué lugar quiere uno situarse respecto al mundo y sus avatares incomprensibles. Es el ojo de un huracán que gira alrededor de la propia existencia exigiendo y, al mismo tiempo, dando la oportunidad de repensar y redefinirlo todo. En ese huracán estoy y me da cada vez más vértigo la velocidad con que gira y me presenta alternativas. Pero en esta tormenta tú eres mi isla, mi puerto seguro. Lo que sé sin lugar a dudas, lo que entiendo, lo que siento, algo que es una verdad como el filo de un cuchillo, lo que me hace feliz, a lo que puedo amarrar el resto de los cabos sueltos, eres mi paz, mi amor.

¡Recórcholis! cómo era el amor!!!

Ahora estoy en un huracán más poderoso que el de entonces. Más poderoso porque me ha llevado a tomar caminos que temía tomar, pero que ansío con toda el alma. ¿Por qué ahora puedo? ¿Será precisamente porque estoy sola y nadie (como ese amor que, entonces, me quería) me chupa la energía que él me robaba?

6 Comments:

At 9:32 p. m., Anonymous Anónimo said...

estas más grande, es lo que uno se imagina al leer lo antiguo.

 
At 4:33 p. m., Anonymous Anónimo said...

que ganas de saber quién te quería y te robaba la energía. la intriga me consume.

 
At 7:42 p. m., Blogger PABLO SOLÍS said...

y como continuó la historia?

 
At 3:24 a. m., Blogger Mrs Vértigo said...

El que me quería era un niñovampiro ¡el más patudo que haya pasado frente a mis narices! Y para saber cómo terminó la cosa basta leer "carta acerca de la pérdida y el dolor".
Pero él no tiene toda la culpa... también es mía, por sentir que pertenecía a la patria de su cuerpo, por creer en él de una manera ciega y, en ese tiempo creía, lúcida a la vez.
Para ser justa con la historia (¿existe una historia con la cual hay que hacer justicia?) debo decir que lo nuestro fue bueno, de hecho lo amé con todo mi corazón hasta después que se fue, pero no lo recuerdo. No encuentro en mi cuerpo, ni en mi alma ni un rastro de cómo aquello se sentía. Hoy sólo queda el escepticismo. La sensación de que todo fue un espejismo. Desconfío, de mí antes que de nadie.
Pero a cambio tengo el tiempo, la energía y el coraje de emprender caminos. De no tener miedo a estar sola (aunque a veces me aburra y me amurre) y de no anhelar un amor "para vivir" y proyectarse.
Un beso a los anónimos y a los conocidos.

 
At 6:39 p. m., Blogger crisis said...

uy, tu blog me pone un poco más susceptible de lo que ya estoy. susceptible a qué? a dejarme llevar por el huracán mismo.

 
At 8:28 p. m., Blogger Mrs Vértigo said...

Jiménez, déjate llevar no más... Igual que lo que pasa con los curados en los choques, que van tan sedados, tan relajados, que salen ilesos, los golpes no quiebran nada importante, sólo dejan machucones y ojos negros. Así mismo, no hay que oponer resistencia y el huracán te atraviesa y pasa sin partirte en dos.

 

Publicar un comentario

<< Home