lunes, noviembre 07, 2005

A propósito del día de todos los muertos y todos lo santos


Los psicoanalistas, supongo (en realidad yo de psicoanálsis sé casi nada), dirían que en todos los seres humanos actúa la Pulsión de Muerte. Tánatos. Yo no sé si eso es cierto. Yo veo todo el tiempo gente a la que no le pasa algo que me pasa a mí y a muchos de los de mi casta.

Caminamos con la muerte pegada a la espalda. A veces se aleja y nos deja en paz por mucho tiempo, pero siempre está ahí. No tiene que ver con la ideación suicida, para nada. De hecho no hay nada que tenga la connotación de un suicidio y las cien formas que pueda adoptar. Eso puede haber pasado en la adolescencia, pero quedó atrás hace rato. Más bien se trata de la conciencia de la oscuridad en nosotros. O no, eso es más cercano a nuestra amistad con el malo. Quizás se trata de que la luz es tan brillante que tiende a extinguirse cada cierto rato. La intensidad conlleva eso, el cansancio. Tantas preguntas, tanta lucidez atroz, tanta memoria, tantas palabras, tantas emociones, tanto amor, tanta cabeza puesta en todo, tanta alegría y entrega, que lo que queda es la extenuación. Y cuando viene el cansancio, sobretodo el agotamiento respecto a uno mismo y sus repeticiones, sus diálogos internos, las tragicomedias en que vive uno metido, las ochocientas preguntas sin respuesta, entonces, aparece nuestra compañera de juegos: La Parca. Se acerca por detrás y nos sopla la nuca. Nos habla al oído a veces y, a veces, nos asusta.

Es un deseo infinito de apagarse, de extinguirse como una estrella. Volver a cero, a la nada.

Podría extistir una forma de ponerse en "stand by", reponer fuerzas y continuar. Dicen que es cosa de ser disciplinado y hacer yoga todos los días y apagar la máquina. Pero yo no tengo eso, quizás precisamente porque no soy un ser que flota y fluye, sino que tiende a penetrar y hundirse. Lo bueno es que siempre salgo a flote con las manos llenas!!
De vacío, nada; de falta, nada; de soledad, nada; de cansancio, mucho. Y las vacaciones existenciales no existen, Fuck!

La cuestión está en reirse, de la pelá -un poco como los mexicanos- y de uno mismo y de lo ridículo que es andar así, smelling like teen spirit, hasta tan grandecitos. Reirse de las estupideces que llenan nuestra cabeza, de los juicios que hacemos a nosostros mismos y nuestro pasado. Reirse, reirse y reirse del propio absurdo y la propia pequeñez. Yo me doy risa. Mucha. Soy de las cosas más lloronas y ridículas que pisa la tierra.