lunes, octubre 10, 2005

Déjalo, si no te aporta.

En septiembre de 2001 dejé de ver noticias. Y frecuentemente escucho "¡pero cómo no veís noticias!". Aquí respondo.
Antes las veía casi todos los días, pero después del asunto de las torres gemelas, se me hizo más evidente que antes que me pichuleaban todos los días entre 9:00 y 10:00. Creo que nunca antes las noticias fueron más sesgadas, más dirigidas políticamente. Y eso que cuando uno trabaja cerca del gobierno o del mundo donde la política tiene influencia, se da cuenta pronto que lo que llega a la opinión pública, en general, lo ha decidido alguien.
Seguramente existen formas de acceder a una versión más completa, más diversa y con perspectivas más amplias de las noticias (deben existir sitios en internet, diarios más críticos como le monde diplomatic) pero me tomaría un esfuerzo gigante y seguramente, también, nunca llegaría a sentirme realmente "informada".
Con el tiempo sin noticias me di cuenta de un par de cosas. Primero caché que vivía harto más feliz. Que se me pasó esta sensación permanente de extrañamiento, de sentir que nunca entendía cómo y porqué las cosas funcionan como funcionan, de sentir que no entiendía a la gente. Como cuando fueron las elecciones en que salió Lagos. El día anterior yo estaba en un cumpleaños con hartos amigos y todos estaban felices comentando que la izquierda extra-concertacionista iba a dar una sorpresa y obtendría entre un 8 y un 10% de los votos. Yo no voté por la Gladys Marín, voté nulo igual que siempre, lo que sólo agrava las cosas, cuando al día siguiente los resultados fueron los que fueron. No me acuerdo con exactitud, pero creo que la izquierda, más los nulos sacaron menos del 5% y Lavín y Lagos sacaron el 47% cada uno. Mis amigos y yo no existíamos y una de cada dos personas que se cruzaban conmigo por la calle habían votado por este boy scout pinochetista. Qué sensación más horrenda de sentirse extranjera en tu barrio de siempre!

Segundo. Me di cuenta de que las noticias son un programa como cualquier otro. Una teleserie con otro tipo de argumento, pero teleserie al fin. De noticias nada. Los hechos importantes no salen, las noticias con trascendencia no salen, lo que uno debería saber para cachar que está pasando en Chile y en el mundo no sale. Salvo excepciones, uno nunca se entera de huelgas importantes, acciones de las multinacionales, leyes aprobadas y veredictos judiciales fundamentales. Cosas que realmente afectan nuestras vidas. Uno tiene que mamarse una hora de "Fulanito dijo de no se quién, no se qué" y "Menganito le respondió..." (y no me refiero a la farándula sino a Dávila versus Longueira, Insunza versus Moreira, etc), que la delincuencia aquí y allá, y los más tontos comentarios de fútbol. Una soberana lata. Cero contenido, cero importancia, cero interés. Para ver un programa de una hora que no me aporte nada, prefiero ver ER. Y de las cosas importantes uno se entera igual. Las escuchas en la calle, en el metro, en tu casa. Un poco tarde, pero igual.
El costo-beneficio de dejar las noticias ha sido enorme. Háganme caso. Quit the shit!!!